miércoles, 23 de diciembre de 2015

miércoles, 9 de diciembre de 2015

El Libro de Turian - Tomo IX

Bienvenido, lector, al noveno tomo de mi libro.
El tiempo corre con prisa para los hombres, siento lástima por ello, aunque presumo que la brevedad de sus vidas es lo que les infunde tal vitalidad.

Glifo del Tormento

Se dice que el Yre’Talim fue creado casi inconscientemente y nació del dolor por la mayor pérdida que un hechicero puede sufrir. Ciertamente es un glifo doloroso de grabar, aunque no produce un padecimiento físico. Un recordatorio del sacrificio. Y sólo unos pocos pueden soportarlo.


Éste es uno de los glifos más caros, y en las manos correctas puede ser extremadamente efectivo. Potencia el Daño del arma grabada en +5, lo que ya es bastante, pero su aura lo hace realmente único y hace valer la inversión de 45 Esquirlas.

El Aura del Tormento convierte todo el daño que el portador causa con el arma grabada en Mágico, y como tal debe resolverse usando la Magia en vez de la Fuerza. Además, causa Daño Instantáneo 1 por cada Acción y Reacción que el objetivo (o los objetivos) realicen hasta el final del turno.

Esto lo vuelve un glifo ideal para Personajes enfocados en causar Daño Mágico y les permite no depender en exceso de sus Técnicas Activas para luchar. El considerable bono al Daño del Arma, el causar Daño Mágico y el Daño Instantáneo sostenido hacen temibles los simples ataques de esos Personajes, especialmente contra enemigos con baja Resistencia.

Gwyneth es uno de mis Personajes favoritos para llevar este glifo, y por varias razones. Sus dos Técnicas Activas ofensivas, Fascinación y Ruina Mental, funcionan mejor cuando se combinan y tienen un Rango reducido, por lo que siempre está el riesgo de que termine trabada en combate. Por otro lado, Atracción le da una movilidad fantástica y junto a su pasiva, Seductora, puede trabarse y destrabarse de diversos combates.
Equipada con una Espada Larga y el Glifo del Tormento Gwyneth es perfectamente capaz de batirse en duelo con Personajes con baja Resistencia, y en esas condiciones tanto Seductora como Atracción cobra una mayor importancia y pueden ser usadas de una manera más ofensiva.

Soren es otra gran elección, aunque completamente distinta a la anterior. Con él suele ser mala idea trabarse en combate por su escasa movilidad y su fragilidad, pero un Arma de Rango con este glifo grabado le permite desenvolverse mejor en los primeros turnos de la partida, donde es más débil y su impacto es menor.
En su caso nada mejor que un Arco Largo, que junto a su altísima Magia y el Glifo del Tormento lo vuelven una amenaza seria para casi cualquier Personaje que el rival pueda desplegar. Y todo ello desde una distancia segura. Quizás en los turnos finales sea más conveniente explotar las virtudes de sus Técnicas Activas y no queden PA para aprovechar este glifo, pero si lograste sacar alguna ventaja previamente ya habrá rentado la inversión.

Por supuesto que hay otros Personajes que se benefician mucho de tener este glifo, como por ejemplo Ilkan, quien puede causar mucho daño en combate cuerpo a cuerpo y su pasiva, Sangre Ponzoñosa, tiene sinergia con el Aura del Tormento.




“—Déjame atrás, ya estoy condenado. Lo estuve desde que tomé ese estúpido cetro. ¡Maldito sea!”


miércoles, 18 de noviembre de 2015

El Libro de Turian - Tomo VIII

Bienvenido, lector, al octavo tomo de mi libro.


Glifo del Bebesangre

Se dice que el primero de éstos glifos fue creado cuando un artífice de mi pueblo logró capturar a un Beolnar, un Bebesangre, y extraerle su esencia corrupta para sellarla en un glifo. Pese a que todos los Yre’Beolnar siguientes tienen otro origen no deja de ser un glifo peligroso y que tiende a dejar marcas en quien lo use por demasiado tiempo.


Siendo uno de los glifos más caros quizás te preguntes si realmente vale la pena, pues si bien un +3 a la Armadura y Resistencia de la Indumentaria sobre la cual se grabe es considerable se queda un poco atrás ante otros glifos de costos similares, pero es su Aura el rasgo distintivo.
El Aura del Bebesangre hace que este glifo sea ideal para Personajes con capacidades ofensivas elevadas, la mayoría de los cuales son considerablemente frágiles, en vez de Personajes enfocados a resistir los embates por el mayor tiempo posible. Recuperar hasta la mitad de la Salud suele permitirle a un Personaje frágil escapar de la muerte y seguir luchando.

Hay una razón por la cual Alastar es uno de los mejores Personajes para llevar una Indumentaria con este glifo en ella: Golpe de Gracia, que puede reducir la Salud del enemigo a 0 instantáneamente. Pero más allá de esa Técnica Activa, Alastar cuenta con Riposte, que puede salvarle la vida y, si consigue acabar con su contrincante, recuperarse al aprovechar el Aura del Bebesangre.

Reed es uno de esos Personajes que puede pasar desapercibido en los primeros turnos, pero cuando la partida se acerca a su fin cobra gran protagonismo. El Glifo del Bebesangre combina con él casi a la perfección; Reed tiene una enorme facilidad para trabarse en combate con quien él desee y causarle grandes daños por la combinación de su Técnica Pasiva, Maestro de Sombras, y sus Técnicas Activas. Si consigues usar A la Sombra seguido por Desjarretar verás cuan efectiva puede ser el Aura del Depredador.

Otros Personajes que pueden sacarle provecho a este glifo son Agnes, cuyo Ataque Sorpresa arruina las intención del enemigo de contraatacar, o Gwyneth, que goza de un poder ofensivo enorme a cambio de un rango limitado y gran fragilidad.




“—Sí, una de mis prendas más preciadas tiene ese glifo grabado. Fue un regalo y un pago. Yo, en tu lugar, no desearía verla—“Atribuido a Reed, el Maestro de Sombras.

lunes, 9 de noviembre de 2015

El Libro de Turian - Tomo VII

Bienvenido, lector, al séptimo tomo de mi libro.
Advertí de los peligros de mi jardín, pero al parecer los peligros son para los hombres lo que es el néctar para las abejas.


Glifo del Filo Hechizado

Yre’Siax, uno de los primeros glifos creados, y originalmente era grabado exclusivamente en las armas de los grandes héroes de mi pueblo. No sólo hechiza la hoja, también despierta al portador. Quizás “despierta” no sea la palabra más adecuada, pero el lenguaje de los hombres es peculiarmente limitado.


Por 30 Esquirlas el Glifo del Filo Hechizado añade un siempre útil pero poco espectacular +2 al Daño del Arma en la que sea grabado, pero su Aura es la principal razón por la cual considerarás comprarlo, y definitivamente puede valer la inversión.

El Aura del Filo Hechizado permite que el portador cause Daño Mágico 3 con cada ataque (ya sea con la Acción Atacar o con la Reacción Contraataque). Este daño se realiza con la Magia del portador y se considera simultáneo, lo que lo hace perfecto para Personajes que quieras enfocar en causar daño mixto, ya sea a través de sus ataques o mediante sus Técnicas.

Uno de mis favoritos para llevar este glifo es El Espectro. No sólo tiene atributos de Fuerza y Magia elevados sino que su Técnica Pasiva, Hojas Etéreas, ya le permite causar daño mágico con cada ataque o Técnica que realice. El Daño Mágico 3 del Aura del Filo Hechizado se suma al Daño Mágico realizado por Hojas Etéreas, incrementando considerablemente el daño a causar.

Si te preguntas cómo es exactamente la fórmula de daño doy este ejemplo, en el cual El Espectro se enfrenta a un enemigo con Resistencia 4 y lleva un Arma con este glifo grabado:
Daño Mágico 3 (Aura del Filo Hechizado) + Magia 6 – Resistencia 4 + Daño Mágico 2 (Hojas Etéreas) = Daño Mágico 7.

Sylveth es otra gran alternativa para usar este glifo. Gracias a su Magia 5 puede aprovechar el Daño Mágico 3 del Aura del Filo Hechizado para causar más daño a Personajes con baja Resistencia. Además, todas las Técnicas Activas de Sylveth causan daño, incrementando las veces que el Aura entrará en efecto.





Si tienes en tus manos un arma con el Yre’Siax grabado considérate afortunado, pero no esperes ser capaz de usarla correctamente. Y mantenla oculta; hay muchos a quienes les gustaría poseer una.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

El Libro de Turian - Tomo VI

Bienvenido, lector, al sexto tomo de mi libro.


Glifo de las Espinas

Las Näyt’Tälo son plantas extrañas, de bellas flores y apariencia delicada cuyas raíces se extienden a su alrededor como si se tratara de un manto. Cuando alguien o algo tocan ese manto, de su tallo brotan pequeñas y finas espinas que arroja en todas direcciones, espinas que pueden penetrar incluso una armadura.


Este glifo ofrece, por un módico precio, un nada desdeñable +3 al Daño del Arma en la que sea grabado y un Aura especialmente efectiva para Personajes que basan la mayor parte de su daño en la Acción Atacar y para quienes cuentan con un bajo límite de Cargas para sus Técnicas Activas.

El Aura de las Espinas permite al usuario hacer daño creciente cuyo único límite es la cantidad de PA de la que dispone. Sólo se aplica a la Acción Atacar (y Contraatacar, por supuesto), pero tiene efecto tanto en combate cuerpo a cuerpo como a rango, haciendo a este glifo ideal para una gran cantidad de Personajes.

De ellos, Darek debe ser nombrado. La combinación de su Fuerza 6, su límite de 9 PA, el rango extra de su Pasiva, Mecanismo Mejorado, y las defensas adicionales de su Técnica Pavés Desplegable lo hace un Personaje sumamente efectivo y durable en combate a distancia. No obstante, es gracias a su Tiro Rápido que es tan efectivo con este glifo, pues cada ataque extra que genera aplica el Aura de las Espinas.

Lars es otra buena alternativa, principalmente por dos razones: siempre estará en el meollo del combate y cada una de sus Técnicas Activas tienen un límite de sólo 2 Cargas. Su Pasiva, Berzerker, junto a su elevada Fuerza y su generación de 4 PA por turno, le permiten realizar ataques de enorme potencia. El Aura de las Espinas aumenta su potencial ofensivo a tal punto que puede quebrar incluso 
las más elevadas Armaduras.
Otros Personajes efectivos con este glifo en un Arma son Idris, Lyle y Alastar, pero hay otros tantos que pueden sacarle mucho provecho al Aura de las Espinas en una partida.




Cuidado con los jardines de mi morada.

martes, 27 de octubre de 2015

El Libro de Turian - Tomo V

Bienvenido, lector, al quinto tomo de mi libro.
Éste escrito con una pluma aureorojiza.


Glifo del Fénix

Sí, los fénix existen, aunque no hayan sido vistos por humanos. Leyendas hablan de aves del tamaño de un águila con plumajes con los colores de una llama; desde el amarillo y el rojo hasta el verde y el azul. Aves mágicas, portadoras del fuego del renacimiento.


No hay mucho misterio en este glifo. Su costo de 45 Esquirlas es elevado pero su efecto bien puede valer la inversión. Generar una Carga extra le resulta útil a cualquier Personaje y suele venir bien en cualquier momento de la partida, pero puede resultar demasiado caro a menos que tengas una estrategia específica en mente.

Nicci es una gran opción para llevar este glifo, y una de mis favoritas. Ella genera una cantidad decente de PA por turno y su Técnica Pasiva, Voz Melodiosa, le permite regenerar PA adicionales al usar sus Técnicas Activas. Ello le permite utilizar todas sus Técnicas con mayor frecuencia incrementando notablemente su utilidad, alteraciones e incluso su daño mágico potenciando a sus aliados y perjudicando a sus enemigos.

Otro Personaje que puede gozar de este glifo es Agnes. Ella tiene la capacidad única de causar daños sin importar dónde se encuentre el enemigo gracias a sus Técnicas Activas, pero cuando llega el momento del combate cuerpo a cuerpo sólo puede contar con Ataque Sorpresa. Generar una Carga extra le permite asegurarse de utilizar Asalto en Picado y Asalto Aéreo antes que un Personaje enemigo particularmente móvil se trabe en combate con ella.

Personajes como Gwyneth, Harmut y Darek pueden agradecer mucho este glifo, así como cualquier otro con Técnicas Activas que sean decisivas para ellos.






Se cuenta que las lágrimas, las plumas e incluso el canto de un Fénix tienen propiedades mágicas. Algunos alquimistas venden las llamadas Lágrimas de Fénix, pociones de efectos milagrosos pero potencialmente letales, pero nadie ha confirmado que realmente sean lágrimas de una de éstas aves.

domingo, 25 de octubre de 2015

La Reliquia - Parte I

La Reliquia

Parte I 


Dalcania, Oeste de la ciudad:


Noche cerrada, fría y húmeda por la espesa neblina que había bajado de las montañas a la caída de la noche. Tiritaba bajo la capa y se arrepentía en silencio de no haber tomado medidas al respecto; no tenía excusa, se había emocionado tanto ante la carta recibida que había olvidado todo lo demás. De hecho, estuvo a punto de olvidar también la capa.
Siempre que la niebla descendía Dalcania se cubría con un velo espectral. Algunos decían que era un fenómeno antinatural, otros que la neblina era creada por hechiceros malvados en las cumbres de la Montañas Blancas, y otros juraban haber visto que en realidad venía del mar del este, trepaba por la cordillera y se derramaba en el valle.
A él poco le importaba. La neblina lo había inspirado una o dos veces, y el resultado había sido, más allá de algunos accidentes, excelente. Para la mayoría de ciudadanos, no obstante, la niebla era siempre un signo aciago. Y hacían bien en considerarla así, pues muchos habían muerto cuando ella visitaba la ciudad.
Y él se enorgullecía de haber causado algunas de ellas, las más misteriosas, las inexplicables. Para entretenerse mientras caminaba rápidamente por el empedrado callejón repasó mentalmente las pócimas utilizadas en cada ocasión, y los efectos con los cuales sus víctimas tuvieron que lidiar.
Se detuvo en una esquina y se tomó unos momentos para mirar alrededor y escuchar atentamente. La única luz provenía de la luna llena, los únicos ruidos eran los correteos asustados de las ratas; incluso las tabernas estaban cerradas y silenciosas, y sus habituales parroquianos encerrados en sus casas.
Volvió a caminar, más lento esta vez. Sabía a dónde se dirigía; ya una vez habían requerido de sus servicios. El trabajo había sido emocionante, y la paga bastante buena. Pero a juzgar por el contenido de la carta esta vez lo requerían para algo más grande y ambicioso; no sabía qué y no había detalle alguno, lo que no era extraño pues aquel empleador odiaba los detalles. Eso a él le gustaba, pues podía añadir todos los detalles que se le ocurrieran de la manera que se le ocurriera.
La puerta de la casa estaba cerrada y de las ventanas protegidas por contraventanas no se colaba ni el más pequeño haz de luz. Sacó la llave de hierro que había acompañado la carta y entró pisando con cuidado. Pequeñas velas en el piso lo guiaron a una puerta, un corredor y finalmente otra puerta que conectaba a una estancia iluminada. Oyó voces, y entonces supo que no era el único invitado. Su emoción decayó; prefería trabajar solo.
Era una habitación de buen tamaño, paredes desnudas y suelo cubierto por gruesas alfombras apolilladas. Antorchas iluminaban los adustos rostros de los allí presente, y al otro extremo, sentado en las sombras detrás de un macizo escritorio, se vislumbraba la silueta de una persona.
Cerró la puerta tras de sí con el talón y movió las manos con cierto nerviosismo hacia su cinturón, examinando los rostros de todos aquellos que habían girado las cabezas hacia él no bien entró. Debía haber siete personas ahí. La atmósfera, pesada e inquieta, se tensó aún más cuando un par de hombres que debían ser hermanos lo reconoció y se llevaron las manos a sus cimitarras.
—Paz, caballeros—dijo una voz que no provenía de ninguno de ellos—. Todos han sido llamados a cumplir un trabajo y espero que antepongan su profesión a sus historias personales. Los hermanos gruñeron y soltaron los pomos de sus armas. Él los reconoció de inmediato; antes de encontrarse con él la primera vez habían sido cinco hermanos—Te tomaste tu tiempo, Ilkan. Bien, bien, ya están todos.
El hombre en las sombras se agitó y tamborileó en la mesa, provocando que todas las miradas se posaran en él. O casi todas. Por el rabillo del ojo vio que un hombre alto y fuerte de melena pelirroja, barba trenzada y envuelto en la piel de un oso de las cavernas le clavaba los ojos. No lo conocía; recordaría a cualquier mercenario con ese aspecto.
—Hay un objeto en esta ciudad, una reliquia que quiero poseer, pero desafortunadamente no está al alcance de mi mano—continuó el patrón—. Yace en la mansión de la familia Brannor. Quiero que me la traigan. Esta noche.
— ¿Eso es todo?—preguntó uno de los presentes con una sonrisa torcida— ¿Todos nosotros para escabullirnos y robar una baratija?
—No soy el único que conoce de su existencia—replicó—. Y tampoco soy el único que la desea. Esta es una noche especial para los Brannor, y estoy seguro que otros tratarán de aprovecharla. No me importa cómo, pero desháganse de ellos.
— ¿Por qué es una noche especial para ellos?—preguntó una mujer delgada con un arco largo y un carcaj escondido a medias tras el capuchón que le ocultaba el rostro.
—Celebran el retorno de dos de sus miembros, quienes vivieron por unos meses en Vestergard—fue la respuesta.
—La reliquia, ¿cómo es?—preguntó uno de los hermanos— ¿O debemos saquear la mansión?
—Un pebetero, grande como la cabeza de un hombre—contestó el aludido—. La quiero para el amanecer, y no me importa si la mansión sigue en pie para entonces.
—La recompensa, ¿cuántas Esquirlas para los que sobrevivan?—preguntó el otro hermano.
—Dos mil Esquirlas para cada uno. Alguien silbó por lo bajito. Varios intercambiaron miradas codiciosas—. Ilkan, conoces la ciudad como la palma de tu mano; guíalos. Eso es todo. Con la garganta reseca e incapaz de ocultar su disgusto asintió con un gesto y encabezó el andar a la salida.

—Ni se te ocurra llevarnos a una trampa, desgraciado—le siseó uno de los hermanos en el pasillo—. Te estamos vigilando. Ilkan sonrió con malicia, pero nadie pudo verlo.

jueves, 15 de octubre de 2015

El Libro de Turian - Tomo IV

Bienvenido, lector, al cuarto tomo de mi libro.
Respondiendo a una carta que llegó a mis manos recientemente: no, no revelaré el proceso de creación y grabado de los glifos. Pero no desesperes, pues de todas formas no es algo que tu lamentablemente pequeña mente pueda entender.


Glifo de Vitalidad

Hace muchos siglos mi pueblo comprendió que cada ser vivo alberga en su interior una fuente de vitalidad espiritual, y que su fortalecimiento influye directamente en su cuerpo. Así fue creado el Yre’Tralham, el Glifo de Vitalidad.


Sin duda alguna este es uno de los mejores glifos “para toda ocasión”, pues valdrá cada Esquirla invertida sin importar lo que su portador enfrente, aunque sí es cierto que en situaciones específicas o en Personajes determinados hay otros tantos que pueden venir mejor.

Por 40 Esquirlas el Glifo de Vitalidad añade un importante +5 a la Armadura y +3 a la Resistencia, ambas perfectas para Personajes que deben estar en medio de la batalla y necesitan mantenerse en ella el mayor tiempo posible. Además, el Aura de Vitalidad añade +15 a la Salud de portador, haciéndolo aún más resistente a todo tipo de daño.

Owain es siempre una gran elección para llevar una Indumentaria con este glifo grabado. Con él su Salud, su Armadura y su Resistencia se incrementan considerablemente, haciéndolo extremadamente difícil de echar abajo. El Aura de Vitalidad le permite resistir mejor los embates de los Personajes enfocados en causar daño mágico y sobrellevar mejor el efecto perjudicial de su Técnica Pasiva Golpe Poderoso.

Un Personaje que es sorpresivamente efectivo con este glifo es Ilkan. Él puede causar muchísimo daño con sus Técnicas Activas pero éstas tienen poco rango, su Pasiva es sólo útil en combate cuerpo a cuerpo y su Magia y Fuerza es pareja, lo que lo hace bastante capaz de utilizar una variedad de armas, no sólo cetros. A cambio tiene poca movilidad, y su Armadura, Resistencia y Salud son mediocres, pero potenciadas por la Indumentaria y el Glifo de Vitalidad se incrementan notablemente. Además, su Pasiva Sangre Ponzoñosa combina bastante bien con el Aura de Vitalidad.
Otros tantos Personajes pueden aprovechar las virtudes de este glifo, como por ejemplo Lorik, Kaia y Seawulf, sólo experimenta y de seguro encontrarás alguna combinación efectiva.





Se cuenta que tras la creación del Yre’Tralham otro glifo fue creado, uno para evitar que la vitalidad se descontrolara. ¿Cómo puede descontrolarse la vitalidad?, y de todas formas, ¿qué es lo que la controla?

viernes, 9 de octubre de 2015

El Libro de Turian - Tomo III

Bienvenido, lector, al tercer tomo de mi libro.
No voy a ocultar mi sorpresa ante las tres cartas selladas que ciertos individuos enviaron a mi morada recientemente, y menos aún el destino que tuvieron. Una la leí con honesto interés, otra la arrojé a la hoguera y la otra se la entregué a su verdadero destinatario.


Glifo de la Corteza

Cuando Raognalth era joven y los bosques lo inundaban como un océano esmeralda no importaba qué tan solitario fuera el caminante; él nunca caminaba solo. Yre’Leanny, el Glifo de la Corteza, conjura la protección de los espíritus de aquellos árboles imperecederos.


Es innegable el poder de los Personajes que se enfocan en las Armas de Proyectiles, como las ballestas, y este glifo es, quizás, la mejor medida para lidiar con ellos. Por 30 Esquirlas la Indumentaria donde sea grabado obtiene un +2 a la Armadura y un Aura increíblemente útil.

El Aura de la Corteza otorga un +4 adicional a la Armadura ante ataques y Técnicas realizadas con un Arma de Proyectiles. Grabado en unas simples Ropas de Cuero le da al Personaje Armadura 8 ante esos ataques, lo suficiente como para reducir considerablemente el riesgo de ser retirado como baja a consecuencia de un tirador avispado.

De todos los Personajes que pueden aprovechar al máximo este glifo Kaia es de mis favoritos. Su Armadura es baja y de todos aquellos que se enfocan en dañar al enemigo mediante Armas de Proyectiles ella es la que tiene menor rango, por lo que puede perder mucha Salud ante oponentes con mayor rango sin siquiera poder contraatacar. Este glifo le permite desenvolverse mucho mejor en esas situaciones, y combinado con su gran movilidad, su Lanzamiento de Jabalina, sus Trampas y sus capacidades de combate cuerpo a cuerpo la hacen un oponente temible para esos Personajes.

Lilian se beneficia mucho de este glifo. Muchísimo. Su Armadura es muy baja y tiene poca Salud y movilidad, a cambio de tener un enorme poder destructivo, por lo cual suele ser un blanco prioritario de los tiradores quienes, además, usualmente la superan en rango. El Aura de la Corteza puede salvarle la vida y ser la diferencia entre una partida ganada y una perdida. Tan simple como eso.

Cuando consideres que un Personaje en tu Grupo es particularmente vulnerable ante los proyectiles del enemigo considera grabarle el Glifo de la Corteza en su Indumentaria; no te arrepentirás. Si por el contrario los proyectiles enemigos no son una amenaza real para tu Grupo evítalo e invierte esas Esquirlas en otra cosa, pues estarás desperdiciando su Aura.




Se dice que los bosques están aletargados, pero siendo posible sentir el abrazo de algunos árboles milenarios quizás signifique que están despertando.

sábado, 26 de septiembre de 2015

El Libro de Turian - Tomo II

Bienvenido, lector, al segundo tomo de mi libro.
En vistas de la gran acogida del primer tomo me veo inspirado a continuar con este proyecto, aunque no puedo evitar preguntarme si realmente ustedes, humanoss entienden estas líneas o sólo las atesoran por ser escritas por un hechicero elfo.


Glifo del Depredador

Ustedes los llaman Depredadores, nosotros los llamamos Tynaghy. Criaturas horripilantes y malditas desde su nacimiento, deben consumir otros seres para mantenerse vivos. Quienes los enfrentan cuentan cómo los Tynaghy devoran a los caídos en plena batalla regenerando así sus cuerpos y energías vitales.


De todos los glifos éste es el único que te premia de manera defensiva por jugar de manera agresiva. El +2 al Daño del Arma en la cual sea grabado puede parecer poco (especialmente comparándolo con el Glifo del Grifo, que además es más barato), pero el Aura que ofrece es la razón por la cual querrás comprarlo.

El Aura del Depredador permite al portador recuperar 2 puntos de Salud cada vez que causa daño con el Arma con éste glifo grabado, permitiéndole así aguantar más en una pelea y desgastar al enemigo, siempre y cuando pueda dañarlo. Por ello este glifo es especialmente bueno para Personajes orientados al desgaste o para todos esos con gran capacidad ofensiva pero poco aguante.

Seawulf es uno de mis Personajes favoritos para llevar un Arma con este glifo. Él tiene un gran potencial ofensivo y un aguante respetable, pero siempre estará en medio de la pelea y su carencia de Técnicas Activas defensivas puede conllevar a que sea retirado como baja prematuramente. El Glifo del Depredador combina especialmente bien con su Técnica Pasiva Pelea Sucia, con Alarido y con Ensañamiento, aumentando considerablemente los daños a causar y aprovechando al máximo el Aura del Depredador para regenerar Salud.

Otro Personaje que me gusta mucho con este glifo es Sylveth, quien con su Fuerza elevada, su movilidad y su fragilidad goza del incremento al daño y la regeneración de Salud. Y más allá de eso su set de Técnicas tiene gran sinergia con este glifo. Puede causar daños muy elevados con su Técnica Pasiva Ojo de Halcón y aprovechar el Aura del Depredador incluso contra objetivo con una Defensa altísima, mientras su Disparo Perforante y su Disparo Disperso pueden permitirle recuperar mucha Salud al dañar a varios enemigos a la vez.

Muchos otros Personajes pueden sacarle el jugo a este glifo, de modo que coge a tu Personaje favorito y experimenta cuanto quieras. Quizás encuentres alguna combinación particularmente divertida.



Se dice que quienes portan por demasiado tiempo un arma con el Glifo del Depredador lentamente van convirtiéndose en una de esas bestias… pero es sólo una leyenda. Una leyenda élfica, pero una leyenda a fin de cuentas. ¿Y quién cree ahora en leyendas?

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Hasta nuevo aviso...

Una buena noticia para todos ustedes; Elteroth permanecerá gratuito hasta nuevo aviso.
Si quieres descargarlo solo pincha en el botòn de... "pincha para comprar".

¡Saludos y buen juego!

jueves, 17 de septiembre de 2015

Y tras tres días...

Sí, hasta el martes 22 de este mes Elteroth estará disponible para descarga gratuita en los mismos enlaces ya proporcionados. ¡Aprovechen!

miércoles, 16 de septiembre de 2015

El Libro de Turian - Tomo I

Bienvenido, lector, al primer tomo de mi libro.

Mis aprendices me sugirieron crear un volumen referente al arte de los Glifos y sus aplicaciones prácticas, pero lo que me hizo escribir estas líneas no es más que el profundo desencanto que siento al ver que los humanos no son capaces de comprender la magnitud del poder de un Glifo, desperdiciando y mal usando milenios de conocimientos y perfeccionamiento.

Mucho podría contar acerca del arte de los Glifos pero conozco los intereses de los hombres, de modo que me limitaré a intentar instruirlos en su uso. No espero que sigan mis consejos, a fin de cuentas los humanos son como cachorros, dando tumbos y explorando con las narices un mundo demasiado grande para ellos.


Glifo del Grifo

Yre’Ncael, el Glifo del Grifo, llamado así en memoria del señor de los grifos cuya estirpe una vez dominó los cielos y cuyos últimos descendientes vigilan Raognalth desde más allá de las nubes.


A veces lo único que necesitas es un glifo sencillo y poderoso, y éste ciertamente lo es. Grabarlo en un arma (en la que sea) cuesta apenas 20 Esquirlas y le añade un importante +5 a su Daño, por lo que es ideal cuando quieres potenciar el lado ofensivo de un Personaje sin invertir muchas Esquirlas.

Cualquier Personaje puede verse beneficiado por este glifo, pero quienes realmente le sacan el jugo son todos aquellos cuyas Técnicas causan daño con su arma equipada y los que basan su juego en la Acción Atacar mientras Personajes como Gwyneth y Soren suelen desperdiciarlo por el simple hecho de dedicarse a lanzar hechizos. Tharja es una excepción, a menos que la equipes con un arma extra, pero generalmente ella se beneficia más de otros glifos.

Uno de mis Personajes favoritos para este glifo es Alastar, básicamente por tres razones. Alastar necesita causar el mayor daño posible lo más pronto posible, y tener un +5 al Daño de su arma le viene genial. Además tiene buena sinergia con Riposte, permitiéndole contraataques mucho más peligrosos, y por último maximiza la efectividad del efecto de Golpe de Gracia.

Idris es otra de mis favoritos para llevar un arma con este glifo grabado porque compensa su Fuerza mediocre y le permite disparar con más potencia sin tener que gastar demasiados PA en su Técnica Pasiva Apuntar. Otra razón por la cual me gusta esta combinación es porque todas sus Técnicas Activas tienen un gran rango y causan diversos efectos secundarios a cambio de ocasionar relativamente poco daño, que con este glifo aumenta considerablemente.

Por supuesto que hay otros tanto con los que puede venir genial, como Kaia, cuyas jabalinas le permiten luchar en combate cuerpo a cuerpo. Simplemente coge a tu Personaje favorito y experimenta, y quizás encuentres algunas combinaciones asombrosas.



Si este tomo ha llegado a ti y no entiendes nada, camina por la sombra y mira por encima de tu hombro pues con toda seguridad hay alguien que lo quiere en sus manos. Y no todos te lo pedirán amablemente.

lunes, 14 de septiembre de 2015

¡Elteroth GRATIS!

Así es, tal como lo lees. A partir de hoy y durante tres días podrás descargar el Libro de Reglas de Elteroth totalmente gratuito. Para hacerlo, simplemente pincha en el botón de la derecha o sigue el siguiente enlace:


Además quiero dar dos anuncios importantes:
-Todo relato de Elteroth estará disponible para descarga gratuita una vez que todos sus capítulos estén en el blog. El primero de ellos, Rumores, ya está disponible en la nueva sección Relatos.

-Una nueva serie de artículos de juego está en camino. El Libro de Turian será presentado por Turian el Alto y en cada uno de sus tomos nos dará consejos para usar cada uno de los Glifos presentes en el Libro de Reglas.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Rumores - Fin

Rumores

 Fin


Fonthalari, Torre del Concilio:


Esa tarde el Concilio estaba tan agitado como las olas que rompían en la costa. La reunión había empezado después del almuerzo, un par de horas después del mediodía, y para fastidio de la gran mayoría de miembros se había extendido casi hasta el atardecer.
Balahad Rodel miraba con resignación cómo el sol se iba poniendo lentamente, lamentando en silencio no poder contemplarlo con los pies enterrados en la arena oscura de la playa. Suspiró y volvió su atención al tema que había convertido la apacible reunión en un intercambio de frases poco elocuentes.
— ¡…más de treinta cazadores muertos!—exclamaba un miembro del consejo haciendo aspavientos con las manos— ¡Y ahora su gremio amenaza con sublevarse y unir a otros a su causa!
—Treinta y seis, para ser más exactos—lo corrigió Niklas sin un atisbo de lástima—. Y no olvides a los tres guardias.
— ¡Sólo estás reafirmando mi punto! ¡Es un escándalo!
— ¿Qué sucede, Erek?—Niklas forzó una sonrisa desagradable— ¿Lamentas que tu yerno haya estado entre los muertos? No sé qué esperabas al dejar que tu hija se case con semejante escoria.
—Harías bien en mantener tus narices lejos de mi familia, Niklas— le contestó el aludido con una mirada fría.
—Basta, señores—intervino el Árbitro frotándose las sienes—. Ésta es una reunión del Concilio, no una cháchara de comadres. Un tímido coro de risas lo siguió.
—Las muertes no han sido lo indignante para los familiares de los cazadores, es más, no todos serán echados de menos—dijo otro rascándose la prominente barbilla—. Lo indignante para ellos ha sido no poder darles una sepultura digna. Algunos incluso piden la cabeza del hechicero que según los rumores tuvo la brillante idea de quemarlos.
—Hechicero cuya presencia desconocía, por cierto—intervino Erek nuevamente—. ¿Por qué no fui consultado al respecto? Algunos asintieron en señal de conformidad y clavaron los ojos en el Árbitro; Balahad lo miró de reojo e inspeccionó sus gestos. Nada, absolutamente nada. Él, desde luego, sabía perfectamente lo que había ocurrido.
—Al parecer no todas las cartas llegaron a destino—Jarko Nemiren se disculpó con un gesto—. Ya envié una queja formal al Emporio Marenholtz exigiendo la inmediata destrucción de las mismas.
—Poco o nada importa eso ahora—terció Niklas—. Y sobre el hechicero… Harmut, ¿cierto? Si alguien quiere su cabeza que la intente conseguir por sí mismo y nos encargaremos de justificar la muerte del pobre idiota.
— ¿Valoras más el fantasma de la amistad de un elfo que las vidas de tus conciudadanos?—le preguntó Erek.
—No, valoro más el favor de un hechicero elfo, de sus aprendices y de la ciudad donde viven que la existencia de un condenado gremio fundado por ebrios incapaces de darse cuenta que las sombras de las rocas eran en realidad serpientes.
—Que yo recuerde el reporte del Capitán Supremo es bastante explícito en lo que concierne a la muerte de los cazadores, de los guardias y las circunstancias por las cuales tuvieron que ser incinerados—dijo Balahad—. Circunstancias que las familias deberían agradecer pues es más digno ser incinerado que abandonado en el Despoblado para ser devorado por bestias.
—Balahad tiene razón—lo apoyó el Árbitro—. Respecto a las revueltas no me preocuparía demasiado; no tendrán el apoyo de ningún gremio, más bien lo opuesto. Esta mañana me llegaron cartas del Gremio de Artistas, del Gremio de Pescadores y Navegantes y del Gremio de Taberneros asegurándome que se oponen a las intenciones del Gremio de Cazadores y dejando en claro que para ellos la actitud de nuestros cazadores mancha la reputación de los gremios de la ciudad.
—Al parecer su disolución es cuestión de tiempo—comentó otro—. Será un alivio.
—Ahí tienes, Erek—Niklas sonrió—. ¿Estás más tranquilo ahora? ¿Lo están quienes piensan como tú? Nadie respondió.
—Aún hay un asunto que me preocupa—dijo finalmente el pequeñito Tuom—. ¿Qué eran las bestias que los mataron? ¿Alguien fue capaz de identificarlas?, porque si esas criaturas aparecen nuevamente cerca de caminos o incluso nuestra ciudad temo lo que pueda suceder. A fin de cuentas nuestros cazadores han demostrado ser completamente inútiles. Niklas torció la cara y apoyó la espalda en el respaldar.
—Nadie aquí parece saber lo que son, pero sugiero recurrir al Gremio de Cazadores de Vestergard—respondió Jarko—. Quizás ellos o algún cazador independiente pueden identificarlas. Y si aparecen nuevamente será nuestra Guardia quien se hará cargo, como siempre ha sido.
—Y mantengamos un ojo sobre los cazadores—dijo Niklas— ¿Puedo asumir que cualquier acto de agresión será castigado por la Guardia?
—Lo será—le aseguró el Árbitro seriamente—. Pero lo primordial es evitar llegar a eso.
—Sugiero que emitamos un comunicado ensalzando la valerosa muerte de los cazadores, de los guardias y de los tres valientes que sobrevivieron al enfrentamiento con lo desconocido—dijo Balahad garabateando con su pluma—. Compartamos el dolor con los seres queridos y ofrezcamos contribuir en la construcción de un monumento en el cementerio para que puedan ser honrados.
—De acuerdo, excepto en la construcción del monumento—dijo otro con expresión agria—. Suficientes Esquirlas hemos dejado ir en la recompensa. Quién se hubiera imagino que traerían tantas cabezas…
—Y que parte de ella fue a parar a manos de un hechicero—añadió otro.
—El monumento sólo será posible si el Gremio de Cazadores tiene sus arcas lo suficientemente llenas para pagar la mayor parte, algo que dudo—contestó Niklas—. Muy astuto, Balahad.
—No malinterpretes mis intenciones—le replicó—. Honestamente lamento la muerte de todos esos hombres, y pienso que si ese gremio no desaparece por mano nuestra lo hará cuando todos sus miembros mueran en el Despoblado.
— ¿Un acto de misericordia, entonces?—Niklas no ocultó la burla, ni en su mirada ni en su voz, pero Balahad no se inmutó—No imaginé que tuviéramos tantos motivos para eliminar un gremio, tanto prácticos como humanitarios.
—Conformamos el Concilio de Fonthalari y debemos velar por ella sin importar nuestros motivos personales—atajó el Árbitro—. Las muertes no pueden reponerse, pero podemos evitar que tragedias como ésta vuelvan a ocurrir.

Aquella noche Balahad no dejaba de pensar en lo sucedido. Encerrado en su estudio con la ventana entreabierta y las velas encendidas leyó varias veces su copia del reporte del Capitán Supremo; tenía su sello, pero le había bastado leer las primeras dos líneas para descubrir al autor original. Murmuró para sí y tomó algunos apuntes.
Un repentino aleteo y un ulular lo distrajeron. Alzó la vista y alargó la mano para abrir más la ventana y permitirle a la lechuza entrar, desató el pequeño pergamino que traía dentro de una bolsita atada en su pata y le acarició el lomo. El animal ululó y se marchó raudo, abriendo las alas a la noche.

—Ahora veamos quién te contrató, Hijo de la Tempestad—musitó con tono emocionado mientras desenrollaba el pergamino.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Rumores - Parte VI

Rumores

 Parte VI


El Despoblado, Oeste de Fonthalari;


En el campamento Owain los esperaba con una antorcha en la mano que alumbraba un semblante preocupado que se crispaba de dolor cuando se mantenía poco minutos de pie. Harmut notó que el dolor en sus piernas había vuelto y con la ayuda de Tharja lo convenció, no sin poco esfuerzo, de dejar que le aplicara nuevamente el antídoto. Mientras el hechicero lo hacía Owain gruñía: —Seré casi inútil si los lobos se acercan demasiado.
— ¿Cuántos viste?—le preguntó Tharja. La oscuridad había caído ocultando a las bestias en un manto de sombras y ya era imposible verlas.
—Una docena al menos.
—A los lobos no les gusta el fuego—comentó Harmut—. Las piras que nos rodean y nuestra hoguera los disuadirán. Un aullido se elevó seguido por otro desde el este y un tercero desde el oeste.
—A menos que estén realmente hambrientos—añadió—. En ese caso tendremos que luchar.
—No tengo escudo, tú no has descansado desde la batalla anterior y Owain no puede ponerse en pie—murmuró Tharja—. Esto no pinta bien.
—No estamos indefensos—replicó el hechicero—. Y tenemos fuego.
— ¿Alguna idea?—preguntó Owain con poco convencimiento. Harmut se tomó unos segundos para contestar.
—Pongan las armas en el fuego, una hoja ardiente cortará su pellejo como si fuera mantequilla. Owain, vigílalas. Tharja, quizás no tengas un escudo pero una antorcha te protegerá igual o mejor contra estas bestias. Y…—se detuvo y sonrió—. Tengo una idea.

Durante las primeras horas de la noche los lobos se contentaron con aullar, manteniéndose alejados de las piras ardientes y la colina, pero cuando la fuerza de las llamas empezó a menguar la osadía de las bestias aumentó e impulsadas por los aullidos y gruñidos del macho alfa se acercaron lentamente, mostrando sus figuras a la luz de las piras.
—Realmente están hambrientos—Harmut observaba mientras hacía girar su cetro.
—Cierran el círculo—añadió Tharja. En una mano sostenía su espada al rojo vivo y en la otra una antorcha—. Atacarán pronto.
—Owain, ¿estás listo?—le preguntó el hechicero.
—Sí, pero no estoy seguro de que esto funcione. Es…ridículo.
—Funcionará—Harmut sonrió—. Siempre y cuando apuntes bien.
Un aullido se elevó a la noche desde un lugar muy cercano, le siguió un silencio sepulcral y finalmente una figura canina casi del tamaño de un caballo, con el pelaje erizado, las orejas bajas y enseñando los colmillos saltó hacia ellos entrando en la zona iluminada por la hoguera.
Harmut lo recibió con un torrente chispeante que lo golpeó en la cabeza. La bestia se detuvo en seco, perdió el equilibrio por los espasmos musculares que atacaron sus patas y su pelaje se erizó aún más. Gimiendo intentó darse la vuelta y retroceder a las sombras pero una lanza ardiente le perforó el costado y lo derribó.
De inmediato otros tres lobos atacaron desde ángulos distintos. Harmut frenó la carga de uno con un nuevo ataque, Tharja dio el encuentro al segundo blandiendo la antorcha para distraerlo, esquivó su mordisco y lo mató con una estocada en la garganta. Owain, arrodillado en el suelo, había tomado un fardo ardiente por la correa y lo hacía girar por encima de su cabeza como si se tratara de una boleadora, y lo lanzó contra el tercer lobo acertándole en la cabeza y cubriéndolo de llamas. La bestia aulló aterrada y corrió en dirección opuesta intentando quitarse el fuego y dando dentelladas, hiriendo y prendiendo a dos lobos que esperaban cerca. Harmut aprovechó y tras un instante de concentración invocó un rayo. Los aullidos y gemidos que siguieron al estruendo revelaron que había golpeado a algunos.
Pero ello no era suficiente para disuadirlos. Un último aullido y la jauría al completo se precipitó contra ellos encabezada por un enorme lobo negra de ojos rojos que escupía espuma por las fauces abiertas de par en par. Una salva de fardos ardientes y una cadena de rayos los recibieron, matando o haciendo huir a los primeros. Owain, gritando los nombres de sus compañeros caídos, se levantó y blandiendo su espadón al rojo vivo cargó contra tres bestias, y Tharja envuelta en una esfera de relámpagos, enfrentó y derribó a otros dos.
Fue entonces cuando Harmut reparó en el macho alfa y sostuvo la mirada de la bestia, desafiándola. Y el lobo fue hacia él. Era lo que quería. En su mano libre sostenía un frasquito pequeño cuyo contenido oleoso sólo alcanzaría para una vez, pero no necesitaría más. Lo destapó. Sus compañeros estaban lo suficientemente lejos como para no verse afectados. Se lo llevó a los labios, aguantó la respiración y lo ingirió de un trago. De inmediato sintió una erupción de calor abrazador que tras nacer en su estómago trepaba por su esófago hasta su garganta. Echó la cabeza hacia atrás y con un súbito movimiento se inclinó ligeramente hacia el frente al tiempo que abría la boca y exhalaba. Una llamarada amarillo rojiza brotó rugiendo y bailando engullendo al lobo negro y a las bestias más cercanas.
Aquello bastó. Ver a su macho alfa ser incinerado en un parpadeo extinguió todo instinto excepto el de supervivencia y los lobos que seguían vivos y podían correr se dieron media vuelta y emprendieron una alocada fuga, rodando por la pendiente y golpeándose con las rocas, estrellándose contra las piras y envolviéndose en fuego acosados por el terror de una amenaza que no podían enfrentar.
Cuando acabó Harmut tapó el frasquito, lo guardó y respiró aliviado; había estado muy cerca. Buscó con la mirada a sus compañeros, quienes más allá del agotamiento, los golpes, las heridas y la sorpresa por cómo había acabado todo parecían estar bien, y entonces se acercó al lobo negro, que estaba más negro que nunca y seguía ardiendo, y le echó una mirada. No recordaba haber visto antes a uno tan grande.
— ¡Harmut! ¡Hechicero condenado!—le gritó Owain. Caminaba hacia él usando su espadón como bastón y ayudado por una sorprendida Tharja— ¡Qué rayos fue eso!
—La llaman Aliento de Dragón—Harmut se encogió de hombros—. Creí que la conocías.
— ¡Claro que la conozco, ¿acaso te hice una pregunta?!— el hombretón de detuvo a un par de metros. Todo apestaba a azufre y pellejo calcinado— Lo que quiero saber es por qué no la usaste antes.
—Conozco los riesgos, tanto los que yo corría si lo usaba en mal momento como los que corrían ustedes—su gesto se ensombreció—. Mira alrededor y dime si no tomé los riesgos en el momento preciso.
—Aliento de Dragón—repitió Tharja mirando alrededor—. Nunca antes había visto sus efectos.
—No es agradable ni para quien la usa ni para quien la sufre, te lo aseguro—el hechicero miró con desagradado su obra—. ¿Puedes caminar, Campeón?, odiaría pasar la noche aquí.
—Puedo, lo suficiente al menos para alejarnos de este lugar maldito—el aludido rebuscó en su fardo—. La poción ésta debería curar estos rasguños.
—Cargó contra tres lobos y sólo recibió unos “rasguños”—comentó Tharja.
—Y aun así tiene peor aspecto que tu—una sonrisa misteriosa cruzó el rostro de Harmut—. Te dije que el fuego ayudaría.

Dejaron la colina, que bautizaron con el nombre de Tumba Chamuscada, y cargando cada uno con sus fardos y Harmut con la bolsa con las cabezas de las serpientes, dudoso honor que nadie le disputó, caminaron unos cientos de metros hacia al este, buscando un lugar tranquilo donde pasar la noche, y con suerte, dormir un poco.
Fue una silenciosa marcha, lenta al comienzo, pero acelerándose conforme recuperaban sueño y fuerzas y se acercaban a destino. Owain planeaba celebrar una ceremonia en la Torre de la Guardia para honrar a sus hombres caídos e invitó al hechicero a participar y Tharja tardó tres días en escribir el reporte para el Capitán Supremo y no habló sobre lo que había escrito, y nadie le preguntó.
Harmut pensaba en lo que haría la primera noche a su retorno a Fonthalari. Iría a la misma taberna, se sentaría en la misma mesa y cruzaría miradas con el tabernero, a la espera de que le indicara que podía pasar a la trastienda, lo que normalmente sólo ocurría cuando los únicos parroquianos que no se habían marchado o caído dormidos eran incapaces de enlazar dos palabras coherentes. Quizás, pensaba, esa noche sería una excepción, y antes de lo previsto tendría una copa de vino en una mano y delante de él una persona oculta por las sombras de la habitación le pediría su propio reporte.

Llegaron cuando la noche caía y Owain se vio obligado a gritarles órdenes a los distraídos guardias que vigilaban la puerta norte para que les permitieran entrar, amenazándolos con reportarlos. Los guardias palidecieron cuando los vieron solos, y una mirada del Campeón bastó para cerrarles las bocas, al menos hasta la mañana. Sabían que cuando el amanecer llegara y las noticias se extendieran la ciudad se vería mucho más alborotada de que costumbre.
Se separaron en las puertas del complejo de la Torre de la Guardia. Harmut se despidió y entregó la bolsa de cuero a Tharja diciéndole que se la entregara al Capitán Supremo junto con su reporte para que enviara ambos al Concilio, y tras prometer estar presente en la ceremonia de honra para los caídos se marchó envolviéndose en su capa. Lo siguieron con la mirada hasta que se perdió en una esquina; Tharja sonreía y si bien Owain fruncía el ceño había agradecimiento en su mirada.

El Campeón fue directamente a su cuartel para anunciar su solitario retorno y buscar los apellidos de sus caídos para al día siguiente darles las malas nuevas a sus familias mientras la Doncella del Escudo se encaminó a la Torre de la Guardia sujetando una bolsa con un contenido repugnante y un sobre con un reporte no más agradable. 

lunes, 31 de agosto de 2015

Rumores - Parte V

Rumores

 Parte V


El Despoblado, Oeste de Fonthalari:


Tharja siguió sus consejos. Tras eso, y aprovechando que el hechicero estaba ocupado y Owain roncaba, se escondió tras una roca cercana y se cambió de coracina; se agradeció mentalmente a si misma por haber empacado una de más.
Al cabo de un rato Owain despertó con un gruñido, maldijo y se sentó con las piernas cruzadas ayudándose con las manos para moverlas. Bufó, escupió al casi apagado fuego y alzó la vista, encontrándose con una Tharja que lo miraba en silencio. Se tiró de un extremo del bigote y le dijo: —Esto es lo más horrible que me ha pasado.
—Lo entiendo.
— ¿Cómo sigue tu brazo?—le preguntó mientras destapaba su cantimplora.
—Mejor. Harmut dice que para el atardecer lo podré mover con normalidad—respondió poniéndose de pie—. Me pidió que le avisara cuando despertaras.
— ¿Dónde está él?—Owain miró alrededor como esperando que el hechicero saltara de detrás de una roca.
—Apilando a los cazadores para incinerarlos al atardecer.
— ¿Y mis hombres?
—No lo sé, no los mencionó.
—Si se atreve a quemarlos junto a esa escoria…
—Le aplastarás alguna extremidad, supongo—lo detuvo con gesto tranquilizador—. No te preocupes, no lo hará.
Lo dejó mascullando y bajó por la ladera más cercana. En su mente aún estaban vívidos los recuerdos de la batalla del día anterior pero cuando vio la primera pira de madera y cadáveres envueltos en capas de tela y pieles de animales tomó consciencia de lo terrible que había sido, y de lo cerca que estuvo de ser un cuerpo más.
Tragó y se obligó a desviar la mirada. Un poco más alejado había un montículo de cosas ennegrecidas y sin formas definidas del cual aún salían delgadas volutas de humo. Fue allí y no se sorprendió al ver que eran los restos quemados de las serpientes. Se acercó más y miró detenidamente, tapándose la boca y nariz ante el fuerte olor a azufre que emanaba; un espeso y pegajoso líquido brotaba de algunos colmillos.
Caminó hacia el este y luego al norte bordeando la loma y buscando al hechicero, pero a cambio halló otras dos piras funerarias y más montículos de bestias quemadas. Finalmente lo encontró, sentado en una roca dándole la espalda. No pareció notar cuando se le acercó. Había una pira cerca y leña alrededor, y delante de él un enorme montículo de serpientes y otro más pequeño a sus pies.
— ¿Harmut? El hechicero volteó a mirarla; estaba pálido pero se las arregló para sonreír.
—Por tu expresión deduzco que ya viste algunas—le dijo haciendo un gesto hacia la pira y al montículo. Ella asintió, y un segundo vistazo a lo que estaba a los pies del hechicero le reveló lo que era: un montículo de cabezas cercenadas de serpientes.
— ¿Para qué las cabezas?
—El Concilio querrá saber qué fue lo que acabó con las vidas de sus hombres—contestó con amargura evidente—. Decapitarlas ha sido lo más desagradable que he tenido que hacer.
—No están quemadas—observó acercándose unos pasos.
—Estoy recuperando fuerzas para ello—ante la expresión de la mujer añadió—.No había leña suficiente para ellas, y aunque los cazadores huelan peor no merecen ser incinerados junto a las bestias que los mataron.
—Owain amenaza con romperte algún hueso si…
—Si meto a sus hombres entre ellos—Harmut asintió—. Veo que ya despertó. Vuelve con él y dile que no será necesario, sus hombres serán sepultados en la cima esta tarde. Iré en unos minutos. Tharja asintió y se apresuró en volver al campamento; sólo quería alejarse de ese horrible lugar y la perspectiva de pasar allí una noche más la deprimía.
A medio camino miró por encima del hombro en dirección a la solitaria figura que sentada en una roca jugueteaba con su cetro, y se preguntó de dónde sacaba fuerzas. Hasta ese entonces se había dejado llevar por las historias y pensado que los hechiceros eran seres tan lejanos y extraños como los elfos, ajenos al resto de hombres, a sus alegrías y miserias, arrogantes y carentes de toda empatía, pero Harmut le había enseñado que al menos él era tan humano como ella.
Al rato, ya en el campamento y tras llevarle el mensaje a un frustrado Owain, un súbito rayo cayó del cielo despejado justo en el lugar donde el hechicero se encontraba. Ante la mueca del Campeón ella dijo: —Sólo se está deshaciendo de los restos de las serpientes.

Harmut se les unió poco después, apareciendo por sorpresa de detrás de una roca envuelto en su capa. Habló poco, aplicó antídoto en las heridas de Owain, cambió sus vendajes y se marchó por dónde venido llevándose consigo una bolsa de cuero que había sacado de su fardo.
Cuando volvió los encontró comiendo un almuerzo frugal al lado de un reanimado fuego. Dejó caer la bolsa a un lado y se sentó entre ellos. Mirándolo con una mezcla de curiosidad y preocupación: — ¿Qué hay en la bolsa?
—Dale un vistazo si quieres. Tharja, quien ya sabía lo que contenía, arrugó la nariz.
—Bah, no puede ser tan malo—dejó a un lado su cuenco, corrió el cordón que la cerraba y espió dentro. Torció la cara.
—Malditas bestias—la cerró de golpe—. ¿Tienes alguna idea de qué son? Harmut se limitó a negar con la cabeza mientras mordisqueaba carne seca que había sacado de su fardo.
—Fue muy conveniente que trajeras un antídoto contra su ponzoña—añadió mirándolo fijamente. Tharja se tensó. Era evidente la sospecha en la voz del Campeón.
—Un regalo de mi mentor—el hechicero sostuvo la mirada—Sirve contra el veneno de los Escarabajos de Tormenta, de Escorpiones de Fuego y de Serpientes Marinas, de modo que supuse que serviría. De hecho es bastante similar al veneno de las Serpientes Marinas, aunque de acción más rápida.
— ¿Para qué exactamente te contrató el Concilio?
—No, Owain, los cristales Elteroth no tienen nada que ver aquí—contestó fríamente—. Fui contratado para protegerlos, a ustedes dos.
—Qué tontería—se burló el Campeón.
— ¿El Concilio temía por nosotros?—preguntó Tharja incrédula.
—Temía que los cazadores se sublevasen en vuestra contra. Eso los hubiera dejado en una situación muy incómoda, pues viajaban como protección. Si la ciudad se enterase de que algunos cazadores habían muerto por vuestra mano o viceversa hubiese sido un escándalo—explicó—. Mi misión era impedir que algo así ocurriera, y dadas las historias que se cuentan en las tabernas que los cazadores tanto frecuentan no parecía ser una especialmente difícil, al menos esa parte. También debía asegurarme de que salieran vivos de cualquier enfrentamiento que pudiera surgir.
—Tiene sentido—observó Tharja.
— ¿Lo tiene?—Owain aún miraba al hechicero con desconfianza.
—Tú eres el Campeón de la Torre, tu muerte sería una tragedia y nadie cuestiona la veracidad de tu palabra—contestó la mujer—. Y yo debo escribir un reporte para el Capitán Supremo, y con su sello el contenido tiene la verdad absoluta.
—No puedo discutir eso—admitió Owain—. Sé que debíamos sobrevivir a toda costa, esa era nuestra prioridad, pero jamás pensé que todos murieran. Incluso mis hombres.
—Conocían los riesgos y lucharon como fieras—dijo tharja.
—Y estoy orgulloso de ellos—aseguró el Campeón—Aun así… Esto olió mal desde el principio.
—Sabemos que el Concilio quería denigrar al Gremio de Cazadores—Tharja le dio la razón—. Me pregunto qué sucederá a nuestra vuelta.
—Anticipo una revuelta del Gremio—respondió Harmut.
—Y el Concilio se hará cargo de desacreditarlos lo más posible. No pararán hasta que se disuelvan.
—Que hagan lo que les dé la gana—Owain hizo crujir los nudillos—, pero no sacrificarán a más de los nuestros. Ya me encargaré de convencer a Boris de eso.
— ¿Boris?—preguntó el hechicero— ¿No era ése el nombre del Capitán Supremo?
—Lo es. Fue mi mentor antes de recibir el cargo—asintió—. Y Harmut, quiero enterrar a mis hombres.
—Necesito descansar un poco—le contestó—. Más tarde espero que Tharja pueda ayudarme a traer sus cuerpos y rocas para cubrirlos. Owain asintió en silencio, pensativo.

Tal y como el hechicero había dicho Tharja recuperó la funcionalidad del brazo herido pocas horas más tarde. De inmediato Harmut se desperezó y la llevó a una zona cercana al lugar donde esa mañana se habían encontrado. Allí, sobre una roca plana, yacían los cuerpos de los tres guardias; les habían cerrado los ojos, limpiado los rostros y manos y envuelto en sus capas para ocultar sus heridas.
Uno a uno entre ambos los cargaron y llevaron a un lugar cerca al campamento, en la cima de la colina. Allí fue Owain, caminando trabajosamente y usando una lanza para ayudarse, y esperó arrodillado delante de los cuerpos. Luego llevaron las piedras, fragmentos de rocas más grandes que fueron destrozadas durante la lucha, y los tres se dedicaron a la triste tarea de usarlas para cubrir a los fallecidos. Cuando terminaron, al lado de cada tumba colocaron las armas que blandieron en batalla, y Tharja dejó su escudo sobre la tumba del que había peleado a su lado.
—Alberick, Offer y Lunt, descansen ahora—Owain habló con voz grave y tranquila, solemne—. Sus nombres no serán olvidados, así como tampoco su sacrificio que nos ha permitido seguir vivos. Partan y encuentren su camino más allá de las tormentas de los cielos.
Permanecieron varios minutos allí, en silencio, hasta que el Campeón de la Torre puso una mano sobre el hombro de Harmut y le dijo: —Gracias. El hechicero sólo sonrió taciturno.
Poco después el sol empezó a ocultarse y el hechicero dijo que era hora de empezar a encender las piras funerarias. Owain todavía no era capaz de caminar lo suficiente y menos aún de subir o bajar la pendiente de modo que aceptó quedarse de brazos cruzados vigilando los alrededores mientras Tharja y Harmut descendían con yescas y pedernales.
Una a una las piras fueron ardiendo, pero faltando una y con las últimas luces desvaneciéndose la potente voz de Owain les llegó claramente: — ¡Lobos Gigantes! ¡Vienen del sur!
—Maldición—dijo Tharja y se apresuró a encender la pira.

—Tenías razón—le dijo Harmut—. El explorador trajo a la jauría.