sábado, 26 de septiembre de 2015

El Libro de Turian - Tomo II

Bienvenido, lector, al segundo tomo de mi libro.
En vistas de la gran acogida del primer tomo me veo inspirado a continuar con este proyecto, aunque no puedo evitar preguntarme si realmente ustedes, humanoss entienden estas líneas o sólo las atesoran por ser escritas por un hechicero elfo.


Glifo del Depredador

Ustedes los llaman Depredadores, nosotros los llamamos Tynaghy. Criaturas horripilantes y malditas desde su nacimiento, deben consumir otros seres para mantenerse vivos. Quienes los enfrentan cuentan cómo los Tynaghy devoran a los caídos en plena batalla regenerando así sus cuerpos y energías vitales.


De todos los glifos éste es el único que te premia de manera defensiva por jugar de manera agresiva. El +2 al Daño del Arma en la cual sea grabado puede parecer poco (especialmente comparándolo con el Glifo del Grifo, que además es más barato), pero el Aura que ofrece es la razón por la cual querrás comprarlo.

El Aura del Depredador permite al portador recuperar 2 puntos de Salud cada vez que causa daño con el Arma con éste glifo grabado, permitiéndole así aguantar más en una pelea y desgastar al enemigo, siempre y cuando pueda dañarlo. Por ello este glifo es especialmente bueno para Personajes orientados al desgaste o para todos esos con gran capacidad ofensiva pero poco aguante.

Seawulf es uno de mis Personajes favoritos para llevar un Arma con este glifo. Él tiene un gran potencial ofensivo y un aguante respetable, pero siempre estará en medio de la pelea y su carencia de Técnicas Activas defensivas puede conllevar a que sea retirado como baja prematuramente. El Glifo del Depredador combina especialmente bien con su Técnica Pasiva Pelea Sucia, con Alarido y con Ensañamiento, aumentando considerablemente los daños a causar y aprovechando al máximo el Aura del Depredador para regenerar Salud.

Otro Personaje que me gusta mucho con este glifo es Sylveth, quien con su Fuerza elevada, su movilidad y su fragilidad goza del incremento al daño y la regeneración de Salud. Y más allá de eso su set de Técnicas tiene gran sinergia con este glifo. Puede causar daños muy elevados con su Técnica Pasiva Ojo de Halcón y aprovechar el Aura del Depredador incluso contra objetivo con una Defensa altísima, mientras su Disparo Perforante y su Disparo Disperso pueden permitirle recuperar mucha Salud al dañar a varios enemigos a la vez.

Muchos otros Personajes pueden sacarle el jugo a este glifo, de modo que coge a tu Personaje favorito y experimenta cuanto quieras. Quizás encuentres alguna combinación particularmente divertida.



Se dice que quienes portan por demasiado tiempo un arma con el Glifo del Depredador lentamente van convirtiéndose en una de esas bestias… pero es sólo una leyenda. Una leyenda élfica, pero una leyenda a fin de cuentas. ¿Y quién cree ahora en leyendas?

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Hasta nuevo aviso...

Una buena noticia para todos ustedes; Elteroth permanecerá gratuito hasta nuevo aviso.
Si quieres descargarlo solo pincha en el botòn de... "pincha para comprar".

¡Saludos y buen juego!

jueves, 17 de septiembre de 2015

Y tras tres días...

Sí, hasta el martes 22 de este mes Elteroth estará disponible para descarga gratuita en los mismos enlaces ya proporcionados. ¡Aprovechen!

miércoles, 16 de septiembre de 2015

El Libro de Turian - Tomo I

Bienvenido, lector, al primer tomo de mi libro.

Mis aprendices me sugirieron crear un volumen referente al arte de los Glifos y sus aplicaciones prácticas, pero lo que me hizo escribir estas líneas no es más que el profundo desencanto que siento al ver que los humanos no son capaces de comprender la magnitud del poder de un Glifo, desperdiciando y mal usando milenios de conocimientos y perfeccionamiento.

Mucho podría contar acerca del arte de los Glifos pero conozco los intereses de los hombres, de modo que me limitaré a intentar instruirlos en su uso. No espero que sigan mis consejos, a fin de cuentas los humanos son como cachorros, dando tumbos y explorando con las narices un mundo demasiado grande para ellos.


Glifo del Grifo

Yre’Ncael, el Glifo del Grifo, llamado así en memoria del señor de los grifos cuya estirpe una vez dominó los cielos y cuyos últimos descendientes vigilan Raognalth desde más allá de las nubes.


A veces lo único que necesitas es un glifo sencillo y poderoso, y éste ciertamente lo es. Grabarlo en un arma (en la que sea) cuesta apenas 20 Esquirlas y le añade un importante +5 a su Daño, por lo que es ideal cuando quieres potenciar el lado ofensivo de un Personaje sin invertir muchas Esquirlas.

Cualquier Personaje puede verse beneficiado por este glifo, pero quienes realmente le sacan el jugo son todos aquellos cuyas Técnicas causan daño con su arma equipada y los que basan su juego en la Acción Atacar mientras Personajes como Gwyneth y Soren suelen desperdiciarlo por el simple hecho de dedicarse a lanzar hechizos. Tharja es una excepción, a menos que la equipes con un arma extra, pero generalmente ella se beneficia más de otros glifos.

Uno de mis Personajes favoritos para este glifo es Alastar, básicamente por tres razones. Alastar necesita causar el mayor daño posible lo más pronto posible, y tener un +5 al Daño de su arma le viene genial. Además tiene buena sinergia con Riposte, permitiéndole contraataques mucho más peligrosos, y por último maximiza la efectividad del efecto de Golpe de Gracia.

Idris es otra de mis favoritos para llevar un arma con este glifo grabado porque compensa su Fuerza mediocre y le permite disparar con más potencia sin tener que gastar demasiados PA en su Técnica Pasiva Apuntar. Otra razón por la cual me gusta esta combinación es porque todas sus Técnicas Activas tienen un gran rango y causan diversos efectos secundarios a cambio de ocasionar relativamente poco daño, que con este glifo aumenta considerablemente.

Por supuesto que hay otros tanto con los que puede venir genial, como Kaia, cuyas jabalinas le permiten luchar en combate cuerpo a cuerpo. Simplemente coge a tu Personaje favorito y experimenta, y quizás encuentres algunas combinaciones asombrosas.



Si este tomo ha llegado a ti y no entiendes nada, camina por la sombra y mira por encima de tu hombro pues con toda seguridad hay alguien que lo quiere en sus manos. Y no todos te lo pedirán amablemente.

lunes, 14 de septiembre de 2015

¡Elteroth GRATIS!

Así es, tal como lo lees. A partir de hoy y durante tres días podrás descargar el Libro de Reglas de Elteroth totalmente gratuito. Para hacerlo, simplemente pincha en el botón de la derecha o sigue el siguiente enlace:


Además quiero dar dos anuncios importantes:
-Todo relato de Elteroth estará disponible para descarga gratuita una vez que todos sus capítulos estén en el blog. El primero de ellos, Rumores, ya está disponible en la nueva sección Relatos.

-Una nueva serie de artículos de juego está en camino. El Libro de Turian será presentado por Turian el Alto y en cada uno de sus tomos nos dará consejos para usar cada uno de los Glifos presentes en el Libro de Reglas.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Rumores - Fin

Rumores

 Fin


Fonthalari, Torre del Concilio:


Esa tarde el Concilio estaba tan agitado como las olas que rompían en la costa. La reunión había empezado después del almuerzo, un par de horas después del mediodía, y para fastidio de la gran mayoría de miembros se había extendido casi hasta el atardecer.
Balahad Rodel miraba con resignación cómo el sol se iba poniendo lentamente, lamentando en silencio no poder contemplarlo con los pies enterrados en la arena oscura de la playa. Suspiró y volvió su atención al tema que había convertido la apacible reunión en un intercambio de frases poco elocuentes.
— ¡…más de treinta cazadores muertos!—exclamaba un miembro del consejo haciendo aspavientos con las manos— ¡Y ahora su gremio amenaza con sublevarse y unir a otros a su causa!
—Treinta y seis, para ser más exactos—lo corrigió Niklas sin un atisbo de lástima—. Y no olvides a los tres guardias.
— ¡Sólo estás reafirmando mi punto! ¡Es un escándalo!
— ¿Qué sucede, Erek?—Niklas forzó una sonrisa desagradable— ¿Lamentas que tu yerno haya estado entre los muertos? No sé qué esperabas al dejar que tu hija se case con semejante escoria.
—Harías bien en mantener tus narices lejos de mi familia, Niklas— le contestó el aludido con una mirada fría.
—Basta, señores—intervino el Árbitro frotándose las sienes—. Ésta es una reunión del Concilio, no una cháchara de comadres. Un tímido coro de risas lo siguió.
—Las muertes no han sido lo indignante para los familiares de los cazadores, es más, no todos serán echados de menos—dijo otro rascándose la prominente barbilla—. Lo indignante para ellos ha sido no poder darles una sepultura digna. Algunos incluso piden la cabeza del hechicero que según los rumores tuvo la brillante idea de quemarlos.
—Hechicero cuya presencia desconocía, por cierto—intervino Erek nuevamente—. ¿Por qué no fui consultado al respecto? Algunos asintieron en señal de conformidad y clavaron los ojos en el Árbitro; Balahad lo miró de reojo e inspeccionó sus gestos. Nada, absolutamente nada. Él, desde luego, sabía perfectamente lo que había ocurrido.
—Al parecer no todas las cartas llegaron a destino—Jarko Nemiren se disculpó con un gesto—. Ya envié una queja formal al Emporio Marenholtz exigiendo la inmediata destrucción de las mismas.
—Poco o nada importa eso ahora—terció Niklas—. Y sobre el hechicero… Harmut, ¿cierto? Si alguien quiere su cabeza que la intente conseguir por sí mismo y nos encargaremos de justificar la muerte del pobre idiota.
— ¿Valoras más el fantasma de la amistad de un elfo que las vidas de tus conciudadanos?—le preguntó Erek.
—No, valoro más el favor de un hechicero elfo, de sus aprendices y de la ciudad donde viven que la existencia de un condenado gremio fundado por ebrios incapaces de darse cuenta que las sombras de las rocas eran en realidad serpientes.
—Que yo recuerde el reporte del Capitán Supremo es bastante explícito en lo que concierne a la muerte de los cazadores, de los guardias y las circunstancias por las cuales tuvieron que ser incinerados—dijo Balahad—. Circunstancias que las familias deberían agradecer pues es más digno ser incinerado que abandonado en el Despoblado para ser devorado por bestias.
—Balahad tiene razón—lo apoyó el Árbitro—. Respecto a las revueltas no me preocuparía demasiado; no tendrán el apoyo de ningún gremio, más bien lo opuesto. Esta mañana me llegaron cartas del Gremio de Artistas, del Gremio de Pescadores y Navegantes y del Gremio de Taberneros asegurándome que se oponen a las intenciones del Gremio de Cazadores y dejando en claro que para ellos la actitud de nuestros cazadores mancha la reputación de los gremios de la ciudad.
—Al parecer su disolución es cuestión de tiempo—comentó otro—. Será un alivio.
—Ahí tienes, Erek—Niklas sonrió—. ¿Estás más tranquilo ahora? ¿Lo están quienes piensan como tú? Nadie respondió.
—Aún hay un asunto que me preocupa—dijo finalmente el pequeñito Tuom—. ¿Qué eran las bestias que los mataron? ¿Alguien fue capaz de identificarlas?, porque si esas criaturas aparecen nuevamente cerca de caminos o incluso nuestra ciudad temo lo que pueda suceder. A fin de cuentas nuestros cazadores han demostrado ser completamente inútiles. Niklas torció la cara y apoyó la espalda en el respaldar.
—Nadie aquí parece saber lo que son, pero sugiero recurrir al Gremio de Cazadores de Vestergard—respondió Jarko—. Quizás ellos o algún cazador independiente pueden identificarlas. Y si aparecen nuevamente será nuestra Guardia quien se hará cargo, como siempre ha sido.
—Y mantengamos un ojo sobre los cazadores—dijo Niklas— ¿Puedo asumir que cualquier acto de agresión será castigado por la Guardia?
—Lo será—le aseguró el Árbitro seriamente—. Pero lo primordial es evitar llegar a eso.
—Sugiero que emitamos un comunicado ensalzando la valerosa muerte de los cazadores, de los guardias y de los tres valientes que sobrevivieron al enfrentamiento con lo desconocido—dijo Balahad garabateando con su pluma—. Compartamos el dolor con los seres queridos y ofrezcamos contribuir en la construcción de un monumento en el cementerio para que puedan ser honrados.
—De acuerdo, excepto en la construcción del monumento—dijo otro con expresión agria—. Suficientes Esquirlas hemos dejado ir en la recompensa. Quién se hubiera imagino que traerían tantas cabezas…
—Y que parte de ella fue a parar a manos de un hechicero—añadió otro.
—El monumento sólo será posible si el Gremio de Cazadores tiene sus arcas lo suficientemente llenas para pagar la mayor parte, algo que dudo—contestó Niklas—. Muy astuto, Balahad.
—No malinterpretes mis intenciones—le replicó—. Honestamente lamento la muerte de todos esos hombres, y pienso que si ese gremio no desaparece por mano nuestra lo hará cuando todos sus miembros mueran en el Despoblado.
— ¿Un acto de misericordia, entonces?—Niklas no ocultó la burla, ni en su mirada ni en su voz, pero Balahad no se inmutó—No imaginé que tuviéramos tantos motivos para eliminar un gremio, tanto prácticos como humanitarios.
—Conformamos el Concilio de Fonthalari y debemos velar por ella sin importar nuestros motivos personales—atajó el Árbitro—. Las muertes no pueden reponerse, pero podemos evitar que tragedias como ésta vuelvan a ocurrir.

Aquella noche Balahad no dejaba de pensar en lo sucedido. Encerrado en su estudio con la ventana entreabierta y las velas encendidas leyó varias veces su copia del reporte del Capitán Supremo; tenía su sello, pero le había bastado leer las primeras dos líneas para descubrir al autor original. Murmuró para sí y tomó algunos apuntes.
Un repentino aleteo y un ulular lo distrajeron. Alzó la vista y alargó la mano para abrir más la ventana y permitirle a la lechuza entrar, desató el pequeño pergamino que traía dentro de una bolsita atada en su pata y le acarició el lomo. El animal ululó y se marchó raudo, abriendo las alas a la noche.

—Ahora veamos quién te contrató, Hijo de la Tempestad—musitó con tono emocionado mientras desenrollaba el pergamino.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Rumores - Parte VI

Rumores

 Parte VI


El Despoblado, Oeste de Fonthalari;


En el campamento Owain los esperaba con una antorcha en la mano que alumbraba un semblante preocupado que se crispaba de dolor cuando se mantenía poco minutos de pie. Harmut notó que el dolor en sus piernas había vuelto y con la ayuda de Tharja lo convenció, no sin poco esfuerzo, de dejar que le aplicara nuevamente el antídoto. Mientras el hechicero lo hacía Owain gruñía: —Seré casi inútil si los lobos se acercan demasiado.
— ¿Cuántos viste?—le preguntó Tharja. La oscuridad había caído ocultando a las bestias en un manto de sombras y ya era imposible verlas.
—Una docena al menos.
—A los lobos no les gusta el fuego—comentó Harmut—. Las piras que nos rodean y nuestra hoguera los disuadirán. Un aullido se elevó seguido por otro desde el este y un tercero desde el oeste.
—A menos que estén realmente hambrientos—añadió—. En ese caso tendremos que luchar.
—No tengo escudo, tú no has descansado desde la batalla anterior y Owain no puede ponerse en pie—murmuró Tharja—. Esto no pinta bien.
—No estamos indefensos—replicó el hechicero—. Y tenemos fuego.
— ¿Alguna idea?—preguntó Owain con poco convencimiento. Harmut se tomó unos segundos para contestar.
—Pongan las armas en el fuego, una hoja ardiente cortará su pellejo como si fuera mantequilla. Owain, vigílalas. Tharja, quizás no tengas un escudo pero una antorcha te protegerá igual o mejor contra estas bestias. Y…—se detuvo y sonrió—. Tengo una idea.

Durante las primeras horas de la noche los lobos se contentaron con aullar, manteniéndose alejados de las piras ardientes y la colina, pero cuando la fuerza de las llamas empezó a menguar la osadía de las bestias aumentó e impulsadas por los aullidos y gruñidos del macho alfa se acercaron lentamente, mostrando sus figuras a la luz de las piras.
—Realmente están hambrientos—Harmut observaba mientras hacía girar su cetro.
—Cierran el círculo—añadió Tharja. En una mano sostenía su espada al rojo vivo y en la otra una antorcha—. Atacarán pronto.
—Owain, ¿estás listo?—le preguntó el hechicero.
—Sí, pero no estoy seguro de que esto funcione. Es…ridículo.
—Funcionará—Harmut sonrió—. Siempre y cuando apuntes bien.
Un aullido se elevó a la noche desde un lugar muy cercano, le siguió un silencio sepulcral y finalmente una figura canina casi del tamaño de un caballo, con el pelaje erizado, las orejas bajas y enseñando los colmillos saltó hacia ellos entrando en la zona iluminada por la hoguera.
Harmut lo recibió con un torrente chispeante que lo golpeó en la cabeza. La bestia se detuvo en seco, perdió el equilibrio por los espasmos musculares que atacaron sus patas y su pelaje se erizó aún más. Gimiendo intentó darse la vuelta y retroceder a las sombras pero una lanza ardiente le perforó el costado y lo derribó.
De inmediato otros tres lobos atacaron desde ángulos distintos. Harmut frenó la carga de uno con un nuevo ataque, Tharja dio el encuentro al segundo blandiendo la antorcha para distraerlo, esquivó su mordisco y lo mató con una estocada en la garganta. Owain, arrodillado en el suelo, había tomado un fardo ardiente por la correa y lo hacía girar por encima de su cabeza como si se tratara de una boleadora, y lo lanzó contra el tercer lobo acertándole en la cabeza y cubriéndolo de llamas. La bestia aulló aterrada y corrió en dirección opuesta intentando quitarse el fuego y dando dentelladas, hiriendo y prendiendo a dos lobos que esperaban cerca. Harmut aprovechó y tras un instante de concentración invocó un rayo. Los aullidos y gemidos que siguieron al estruendo revelaron que había golpeado a algunos.
Pero ello no era suficiente para disuadirlos. Un último aullido y la jauría al completo se precipitó contra ellos encabezada por un enorme lobo negra de ojos rojos que escupía espuma por las fauces abiertas de par en par. Una salva de fardos ardientes y una cadena de rayos los recibieron, matando o haciendo huir a los primeros. Owain, gritando los nombres de sus compañeros caídos, se levantó y blandiendo su espadón al rojo vivo cargó contra tres bestias, y Tharja envuelta en una esfera de relámpagos, enfrentó y derribó a otros dos.
Fue entonces cuando Harmut reparó en el macho alfa y sostuvo la mirada de la bestia, desafiándola. Y el lobo fue hacia él. Era lo que quería. En su mano libre sostenía un frasquito pequeño cuyo contenido oleoso sólo alcanzaría para una vez, pero no necesitaría más. Lo destapó. Sus compañeros estaban lo suficientemente lejos como para no verse afectados. Se lo llevó a los labios, aguantó la respiración y lo ingirió de un trago. De inmediato sintió una erupción de calor abrazador que tras nacer en su estómago trepaba por su esófago hasta su garganta. Echó la cabeza hacia atrás y con un súbito movimiento se inclinó ligeramente hacia el frente al tiempo que abría la boca y exhalaba. Una llamarada amarillo rojiza brotó rugiendo y bailando engullendo al lobo negro y a las bestias más cercanas.
Aquello bastó. Ver a su macho alfa ser incinerado en un parpadeo extinguió todo instinto excepto el de supervivencia y los lobos que seguían vivos y podían correr se dieron media vuelta y emprendieron una alocada fuga, rodando por la pendiente y golpeándose con las rocas, estrellándose contra las piras y envolviéndose en fuego acosados por el terror de una amenaza que no podían enfrentar.
Cuando acabó Harmut tapó el frasquito, lo guardó y respiró aliviado; había estado muy cerca. Buscó con la mirada a sus compañeros, quienes más allá del agotamiento, los golpes, las heridas y la sorpresa por cómo había acabado todo parecían estar bien, y entonces se acercó al lobo negro, que estaba más negro que nunca y seguía ardiendo, y le echó una mirada. No recordaba haber visto antes a uno tan grande.
— ¡Harmut! ¡Hechicero condenado!—le gritó Owain. Caminaba hacia él usando su espadón como bastón y ayudado por una sorprendida Tharja— ¡Qué rayos fue eso!
—La llaman Aliento de Dragón—Harmut se encogió de hombros—. Creí que la conocías.
— ¡Claro que la conozco, ¿acaso te hice una pregunta?!— el hombretón de detuvo a un par de metros. Todo apestaba a azufre y pellejo calcinado— Lo que quiero saber es por qué no la usaste antes.
—Conozco los riesgos, tanto los que yo corría si lo usaba en mal momento como los que corrían ustedes—su gesto se ensombreció—. Mira alrededor y dime si no tomé los riesgos en el momento preciso.
—Aliento de Dragón—repitió Tharja mirando alrededor—. Nunca antes había visto sus efectos.
—No es agradable ni para quien la usa ni para quien la sufre, te lo aseguro—el hechicero miró con desagradado su obra—. ¿Puedes caminar, Campeón?, odiaría pasar la noche aquí.
—Puedo, lo suficiente al menos para alejarnos de este lugar maldito—el aludido rebuscó en su fardo—. La poción ésta debería curar estos rasguños.
—Cargó contra tres lobos y sólo recibió unos “rasguños”—comentó Tharja.
—Y aun así tiene peor aspecto que tu—una sonrisa misteriosa cruzó el rostro de Harmut—. Te dije que el fuego ayudaría.

Dejaron la colina, que bautizaron con el nombre de Tumba Chamuscada, y cargando cada uno con sus fardos y Harmut con la bolsa con las cabezas de las serpientes, dudoso honor que nadie le disputó, caminaron unos cientos de metros hacia al este, buscando un lugar tranquilo donde pasar la noche, y con suerte, dormir un poco.
Fue una silenciosa marcha, lenta al comienzo, pero acelerándose conforme recuperaban sueño y fuerzas y se acercaban a destino. Owain planeaba celebrar una ceremonia en la Torre de la Guardia para honrar a sus hombres caídos e invitó al hechicero a participar y Tharja tardó tres días en escribir el reporte para el Capitán Supremo y no habló sobre lo que había escrito, y nadie le preguntó.
Harmut pensaba en lo que haría la primera noche a su retorno a Fonthalari. Iría a la misma taberna, se sentaría en la misma mesa y cruzaría miradas con el tabernero, a la espera de que le indicara que podía pasar a la trastienda, lo que normalmente sólo ocurría cuando los únicos parroquianos que no se habían marchado o caído dormidos eran incapaces de enlazar dos palabras coherentes. Quizás, pensaba, esa noche sería una excepción, y antes de lo previsto tendría una copa de vino en una mano y delante de él una persona oculta por las sombras de la habitación le pediría su propio reporte.

Llegaron cuando la noche caía y Owain se vio obligado a gritarles órdenes a los distraídos guardias que vigilaban la puerta norte para que les permitieran entrar, amenazándolos con reportarlos. Los guardias palidecieron cuando los vieron solos, y una mirada del Campeón bastó para cerrarles las bocas, al menos hasta la mañana. Sabían que cuando el amanecer llegara y las noticias se extendieran la ciudad se vería mucho más alborotada de que costumbre.
Se separaron en las puertas del complejo de la Torre de la Guardia. Harmut se despidió y entregó la bolsa de cuero a Tharja diciéndole que se la entregara al Capitán Supremo junto con su reporte para que enviara ambos al Concilio, y tras prometer estar presente en la ceremonia de honra para los caídos se marchó envolviéndose en su capa. Lo siguieron con la mirada hasta que se perdió en una esquina; Tharja sonreía y si bien Owain fruncía el ceño había agradecimiento en su mirada.

El Campeón fue directamente a su cuartel para anunciar su solitario retorno y buscar los apellidos de sus caídos para al día siguiente darles las malas nuevas a sus familias mientras la Doncella del Escudo se encaminó a la Torre de la Guardia sujetando una bolsa con un contenido repugnante y un sobre con un reporte no más agradable.